sábado, 25 de julio de 2009

JUAN 17, 20-26


Recordemos que orar es un don y como tal necesitamos pedirlo, así como los discípulos le dijeron una vez a Jesús: “Señor, enséñanos a orar” y él les enseñó el Padre nuestro…
A Jesús lo encontramos orando en estos momentos por nosotros. Veamos:

1. Jesús ora para que los discípulos logren la unidad.
Ahí caemos nosotros como discípulos y también quienes vendrán después. Nosotros requerimos de ciertas condiciones para adquirir una experiencia de unidad: Reconocer y aceptar que Cristo es quien nos ayuda a vencer la desunión.
Descender a nuestra propia profundidad, al abismo de nuestras sombras, los fracasos, sueños, y despedazamientos interiores y luego salir a la luz, con la asistencia de Jesucristo.
Solos no podemos con todo lo que encontramos de problemas, Jesucristo es quien nos aleja los miedos para que podamos mirar sin miedo cuanto emerja en nosotros. Jesucristo es quien mantiene la unidad en nuestra contradicción.
Cuando el ser humano está saturado de amor puede encontrar la unidad. Sin el amor de Dios, nuestra vida será desordenada. No es que nosotros busquemos la unidad en Dios, es Dios quien nos busca por medio de su hijo. Esta es la buena nueva del evangelio de Juan, que Dios nos visita.

2. Jesús ora para que los discípulos logren la contemplación de su gloria.
La unidad crea la experiencia de cooperación, aumenta el fervor y el entusiasmo… quienes viven en unidad interior, fácilmente pueden ser más creativos y pueden contemplar las manifestaciones de la gloria de Dios en la historia.
En nuestra actualidad existen realidades que opacan el actuar de Dios, sin embargo, Dios sigue manifestando su gloria… Nosotros lo percibimos, cuando tenemos disposición de corazón…En esa misma medida, vamos afianzando nuestra personalidad y compromiso de servicio con nuestros hermanos.

3. Jesús ora para que los discípulos tengan amor y sean trasparencia de él en el mundo.
Nuestro compromiso es veraz, cuando con nuestra manera de ser hacemos palpable a Jesucristo vivo. Nosotros deberíamos de ser las biblias abiertas expresadas en nuestro rostro para quienes nunca leen la Palabra de Dios. Nosotros deberíamos de ser signos del amor, trasparencia de él… es un desafió grande.
Animo y aunque nuestra oración sea simple y sencilla; de todas manera hagámosla, algo es algo, peor es nada. De otra parte, si nos piden oración es mejor hacerla cuanto antes, porque de lo contrario puede estar quedando en el olvido. Recordemos que así, como Jesús ora por nosotros existen muchos que también lo hacen… Compartamos la oración y nuestra unidad interior será mejor.
Dios te bendiga, buen día.

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