martes, 21 de julio de 2009

JUAN 8,31-42


El texto de Juan 8,31-42, aborda el tema de la relación de Jesús con Abrahán, el Padre del pueblo de Dios. El evangelista ayuda a las comunidades a comprender cómo Jesús se sitúa en el conjunto de la historia del Pueblo de Dios. Las ayuda a percibir la diferencia que hay entre Jesús y los judíos, y también entre los judíos y los demás.
Juan 8,31-32: La libertad que nace de la fidelidad a la palabra de Jesús. Jesús manifiesta a los judíos: “Si se mantienen en mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos, y conocerán la verdad y la verdad los hará libres”. Ser discípulo de Jesús es lo mismo que abrirse a Dios. Las palabras de Jesús comunican la verdad, porque dan a conocer las cosas como son a los ojos de Dios y no a los ojos de los fariseos.

• Juan 8,33-38: ¿Qué quiere decir ser hijo e hija de Abrahán? La reacción de los judíos es inmediata: "Nosotros somos descendencia de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Nos hará libres?” Jesús insiste haciendo una distinción entre hijo y esclavo y dice: "Todo el que comete pecado es un esclavo. Y el esclavo no se queda en casa para siempre; mientras el hijo se queda para siempre. Si, pues, el Hijo les da la libertad, serán realmente libres.” Jesús es el hijo y vive en la casa del Padre. El esclavo no vive en la casa del Padre. Vivir fuera de la casa, fuera de Dios quiere decir vivir en el pecado. Si aceptaran la palabra de Jesús podrían llegar a ser hijos y alcanzar la libertad. No serían esclavos. Y Jesús continúa: “Ya sé que son descendencia de Abrahán; pero tratan de matarme, porque mi palabra no prende en ustedes.” Inmediatamente aparece bien clara la distinción: “Yo hablo lo que he visto junto a mi Padre; y ustedes hacen lo que han oído a su padre”. Jesús les niega el derecho a decir que son hijos de Abrahán, porque sus obras afirman lo contrario.
• Juan 8,39-41a: Un hijo de Abrahán cumple las obras de Abrahán. Ellos insisten en afirmar: “¡Nuestro Padre es Abrahán!” como si quisieran presentar a Jesús un documento de su identidad. Jesús vuelve a insistir: “Si son hijos de Abrahán, hagan las obras de Abrahán. Pero tratan de matarme, a mí que les he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abrahán. Ustedes hacen las obras de su padre.” Entre líneas sugiere que el padre de ellos es Satanás (Jn 8,44). Sugiere que son hijos de la prostitución...

• Juan 8,41b-42: “Si Dios fuera su Padre, me amarían a mí, porque yo he salido y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino que él me ha enviado”. Usando palabras diversas, Jesús repite la misma verdad: “Aquel que pertenece a Dios escucha las palabras de Dios”. El origen de esta afirmación viene de Jeremías quien dice: “Pondré mi ley en su interior, la escribiré en sus corazones. Entonces yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrán que enseñarse mutuamente, diciéndose el uno al otro: ‘Conozcan a Yahvé’. Pues me conocerán todos, del más grande al más humilde. Porque yo habré perdonado su culpa y no me acordaré más de su pecado” (Jer 31,33-34). Pero ellos no se abrieron a esta nueva experiencia de Dios, y por esto no reconocieron a Jesús como enviado del Padre.
Que tenga un esplendoroso día.

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