viernes, 19 de junio de 2009

MATEO 5,13


Si nos acercamos a Jesucristo él de alguna manera nos instruye. La muchedumbre escuchaba a Jesús y él les proclamó las bienaventuranzas. Es a ellos que Jesús les dice: “Ustedes son la sal de la tierra” y hoy nos dice también a nosotros quienes leemos, escuchamos, entendemos… el evangelio.
¿Qué nos quiere indicar? Con aquello de: “Ustedes son la sal de la tierra”

*Que cultivemos lo genuino de Dios.
Es decir, dar buen sabor a la vida con nuestros comportamientos y palabras… Buen sabor de Dios, porque hoy en día existe mucha piratería, muchas imitaciones… Sabor de Dios porque muchos cristianos católicos son imitaciones descoloridas, desabridas, podridas… de Dios. Aparentando ser sal del mundo cuando no lo son. Quizás metidos en muchas cosas menos en las que son realmente importantes para el espíritu.
Somos genuinos, cuando damos color a nuestra vida y a la de los demás, cuando nos sentimos a gusto con lo que somos, lo reflejamos y contagiamos libremente a nuestros hermanos.

*Que aportemos a lo que más necesita el mundo.
La sal tiene la particularidad que detiene la corrupción. Nosotros como cristianos católicos somos llamados a ejercer influencia como la sal para que la gente sea más honrada, más íntegra, más puntual, más sincera…
Nosotros como discípulos misioneros del Redentor somos encargados de eliminar la corrupción, de sazonar a la humanidad, siendo testigos más creíbles, llenos del Espíritu de Dios.
Dios los guarde. Que tengan un día esplendoroso.

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