sábado, 6 de junio de 2009

MATEO 18,16-20


Le preguntaron a una señora del campo ¿quién es la Santísima Trinidad? Ella respondió: Pues San José, María y el niño. De pronto nosotros nos hacemos el signo de la cruz cuando iniciamos la eucaristía, cuando pasamos por un templo o un cementerio, cuando realizamos alguna oración o bendecimos en el nombre del Padre, del Hijo… Y así, toda nuestra vida se desarrolla bajo el signo de la Trinidad, porque nos inculcaron que debíamos hacerlo. De ahí, a que haya una conciencia de lo que significa, existe todo un camino por hacer. Veamos unos comentarios sencillos:
*Comunicación interna. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo están en continua relación. Es una relación de AMOR.
*Comunicación externa. Esa relación de amor se expresa dando VIDA.
Por eso si digo que amo a Dios y odio a mi hermano, soy un mentiroso. Si digo que estoy en la verdadera iglesia y le falto al respeto a mi prójimo, si promuevo el aborto, si engendro violencia, si contamino el ambiente… En todos estos casos le estoy fallando a la vida y por ende a Dios.
Así como se habla de los derechos humanos, así mismo precisamos hablar de los derechos y deberes para con la tierra.
Jesús revela al Padre. Una vez un discípulo le dijo a Jesús: Muéstranos al Padre y nos basta (Juan 14,8-9). Jesús le respondió: Tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces, Felipe? El que me ve a mí ve al Padre.
El Hijo hace lo que aprende del Padre, el hijo manifiesta ese amor que aprendió. “Como el Padre me amó, yo también los he amado a ustedes” (Juan 15,9).
El Hijo nos entrega continuamente el amor del Padre. Si nosotros le amamos, guardaremos sus palabras, el Padre nos amará y vendrá el Espíritu Santo a hacer su morada en nosotros. (Juan 14,23).
De esta forma somos trinitarios; llamados a ser cuidanderos de la naturaleza y promotores de la vida en todas sus formas. Esto es algo hermoso: Dios nos ama como a sus hijos. Ante él todos somos iguales, no interesa el dinero, la fama, el partido político, la cultura…
Nos falta mucho para llegar a este nivel de humanidad y divinidad; más ahora en ésta sociedad que busca ante todo el individualismo… Dios les bendiga

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