lunes, 8 de junio de 2009

MARCOS 7,24-30


En éstos días cuando compartimos una labor misionera encontramos, que al igual que Jesús somos llamados a ser signos creíbles del evangelio, porque de lo contrario seríamos caricaturas de cristianos.
Me gusta este texto porque son bastantes las enseñanzas que deja. Veamos:
1. Cuando necesitamos de Jesucristo lo buscamos y nos sometemos a lo que él diga. Una mujer siro fenicia se entera que Jesús está en Tiro, lo busca y le suplica que interceda por su hija.
Los sirofenicios eran en su mayoría comerciantes griegos, despreciados por los judíos por sus prácticas comerciales poco éticas. Eran considerados paganos, llamados “los perros”

…Los israelitas se sentían el pueblo escogido, “los piadosos”. Aquí con éste pasaje Jesús nos enseña que la buena nueva es para todos.
Esta mujer se arrodilla ante Jesús implorándole por su hija que está poseída. Jesús dice no está bien quitar el pan a los hijos y echárselo a los perritos.
El lenguaje que Jesús usó era conocido por la gente. Si nosotros, hoy, tratáramos a los alejados de Dios, como perros. Seguramente la expresión “perros” también tiene una connotación fuerte y no la van a recibir como un piropo.
En el Oriente los perros no tienen propietarios sino vagan salvajemente y viven como animales carroñeros, comiendo basura y desperdicios... ( Lenski) Igual sucede en las grandes ciudades.
El enunciado de Jesús: “perritos” “perrillos“, puede ser una expresión que demuestra algo de cariño. De todas formas esta tratándola fuertemente, aunque “perritos” era referido a las mascotas.
A veces podemos comparar ciertos comportamientos de los humanos con referencia a los animales. Se siente como “pato en el agua”. Es que usted trabaja como una “hormiga”. Es tan alegre como un “mono” o que traga como una “ballena”… pero estas expresiones son menos fuertes que la de Jesús. Usted es un perro o una perra.
En todo caso debe ser tenaz que pidamos un favor y nos llamen perro o perra.

Que tengan un día esplendoroso.

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