miércoles, 19 de agosto de 2009

MATEO 22,1-14


Jesús habló a los sumos sacerdotes y a los senadores del pueblo… Hoy nos habla a nosotros porque también conoce que sacamos justificaciones y evitamos comprometernos, en la construcción del Reino de Dios. Dos perspectivas para tener en cuenta: La de Dios y la de nosotros.

Dios nos sigue llamando, insistiendo...
Una y otra vez… No se cansa. Nos invita a compartir y a degustar en comunidad sus alimentos, que son vida para nosotros… Dios se vale de las personas, de los acontecimientos… para mostrarnos todo lo que ha preparado… lo que nos pertenece. Dios ha cuidado que sea una cena especial: Terneros gordos… para nosotros sus invitados.

Algo parecido sucede cuando una madre, separa el mejor alimento para sus hijos… y hace especial la ocasión de la cena… Así, es Dios crea todo un ambiente y nos involucra en él… Quiere que compartamos y luego demos testimonio de lo vivido, porque se trata del Reino de Dios.
Dios es constante en su llamado, no le importan nuestros pecados, o nuestras bondades… nuestros oficios, condición social, económica, cultural… nos quiere cerca suyo compartiendo en la abundancia. Es compartir con él de lleno. “No es estar por estar”. El Señor nos conoce, sabe lo que hay en nuestro corazón, sabe nuestras intenciones… Ese es “el vestido de fiesta” nuestro único requisito para pasar junto a él, y tiene que ver con nuestro corazón, con nuestra sinceridad de merecer, de querer estar con él…

Excusas y más excusas.
Nosotros somos expertos para evadir las responsabilidades, nos justificamos echándole la culpa a los acontecimientos, a las cosas o a las personas. Decimos: es que… no puedo asistir porque tengo… estos estudios, estos negocios… no tengo tiempo... Lo que es peor, nos apartamos y nos refugiamos en la agresividad, en la violencia, la muerte… Porque lejos de Dios somos otros. Y así, nos condenamos con nuestros actos depravados…
Dios sigue insistiendo y nosotros seguimos disculpándonos… Lo que pasó fue que me cogió el sueño… ¡qué pena!… no me di cuenta creí que era el viernes… es que he estado muy ocupado… en vueltas y vueltas…
Es común encontrar aquellos personajes escondidos en las labores, corriendo de un lado para otro… Me pregunto ¿Y las personas? ¿La atención pastoral?... No todo es ocupación, también es fiesta, es banquete, es boda… En fin… Son muchos los llamados y pocos los escogidos.
Dios te bendiga, un abrazo.

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