lunes, 17 de agosto de 2009

MATEO 19,16-22


Suena un poco contradictorio el texto de hoy, porque presenta a un joven rico preguntando por la vida eterna.
Los ricos por lo general, tienen sus corazones en los bienes; están continuamente aplicando su tiempo, su energía y su dinero de la manera más eficiente y buscando la forma de crear riqueza… En general el más allá, la vida eterna poco les suena.
Los jóvenes con dinero, por lo general, lo que buscan es vivir el momento actual… De éste texto podemos sacar la siguiente enseñanza:

En ciertos momentos necesitamos de Jesucristo.
Podemos gozar de una estabilidad económica, en la que tenemos todo: en cuanto a salud, alimentación, vestuario, familia, amistades… Como dijo alguien: “ustedes viven como reyes… ¿Qué más le piden a la vida?... Si lo tenemos todo pero necesitamos de Jesucristo… sin él, sin su misericordia, ni su amor… nuestra vida no tendría sentido… El joven rico podía tenerlo todo, pero algo le faltaba por eso recurre a Jesucristo, y le expresa sus inquietudes…

En ésta tierra algo nos falta.
Añoramos algo más… el dinero no lo es todo. Da la impresión que nada es perfecto en éste mundo. Encontramos hogares que gozan de lo material, pero les falta Dios. ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? Y viceversa, quienes tienen a Dios, ganan en lo espiritual y necesitan los bienes para vivir mejor. La vida es compleja. Vivimos una realidad y añoramos otra. Nos falta algo… Lo más importante es que estamos en búsqueda, contamos con Jesucristo…

Gozamos de la libertad para elegir.
La sociedad de hoy es bastante llamativa y el proyecto de Jesús es desafiante, en cualquiera de los campos. El proyecto del Reino va más allá de guardar los mandamientos, implica desapego de todos los bienes materiales y presentarlos al servicio a los más necesitados desde el corazón… no desde la ley.
El joven rico decidió y se fue triste… En momentos es complicado decidir, porque queremos bienes mayores (espirituales) y los bienes materiales… queremos el sacerdocio y queremos una vida de pareja… Y las decisiones se enmarcan en una estructura de sociedad, de Iglesia… Implica muchos aspectos… Lo ideal sería, decidir desde Jesucristo y comprometernos con los necesitados, en la vida que estemos: como pareja, como religiosas…
Un abrazo, Dios te bendiga…

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