viernes, 29 de mayo de 2009

MATEO 23,13-22

La complejidad del ser humano es grande, por eso muchas veces no es como aparece. Un dicho popular recoge ésta intención: “El tigre no es como lo pintan”. Creemos o esperamos de alguien algún desprecio o que no haga tal o cual favor y resulta que es quien nos trata bien y nos presta el servicio. Los fariseos aparecen en el lenguaje corriente, como los malos del paseo, sin embargo tienen mucho de bueno, como todas las personas. (Lo leíamos en el comentario de ayer).
A continuación vamos a ver que Jesús ataca sus actitudes de pecado y los invita a revisar su vida, aunque de una manera fuerte como nosotros lo necesitamos a veces de nuestros padres, jefes o de nuestros mayores.
Jesús les dijo las cosas de frente y les rechazó sus actitudes hipócritas.
*Les dijo: Realizan los actos ostentosos con el fin de ser vistos y tenidos por piadosos ante los hombres (Mt c. 6). Esto refiriéndose a la limosna, la oración y el ayuno. Dios nos conoce profundamente, sabe de nuestras apariencias…
*Les dijo también: predican el bien y no lo practican. Dicen que cumplen los mandamientos, pero aumentan sus filacterias (cintas con mensajes) buscan los puestos de honor en la mesa y en las sinagogas, les gusta que les llamen “maestros”. Purifican la copa y arrasan con la casa de las viudas. Pagan el diezmo hasta de lo mínimo como lo es de la menta, el comino y el anís y se les olvida la justicia, la misericordia y la fe. Muy actual el mensaje. ¿Cuánto por mejorar?
*Jesús es fuerte en sus expresiones, los describe como «guías ciegos” como hombres que «filtran el mosquito y dejan pasar el camello», como «sepulcros blanqueados», limpios por fuera, pero llenos de podredumbre por dentro. Engalanaban las tumbas de los profetas muertos y apedreaban a profetas vivos. A pesar de estas expresiones, también recordemos que quienes se arrepienten y buscan de Dios, él los comprende y los perdona.
Las acusaciones de Jesús no iban contra los fariseos en cuanto tales, ni contra su doctrina, sino contra las formalidades externas en las que fundaban la religión (J. Bonsirven). Además imponían a sus adeptos una red de minuciosas observancias que ellos mismos se las ingeniaban para esquivarlas (Mt 12,11; Lc 13,15; Jn 7,22-24). Pues habían establecido 248 preceptos y 365 prohibiciones, de carácter obligatorio al igual que la Ley.
En conclusión: Jesús nos insiste que lo importante no es tanto lo exterior sino lo interior. Es hipocresía lavarse muy bien las manos y tener el corazón lleno de vicios y malos deseos. Es hipocresía aparentar por fuera y estar podrido por dentro. La invitación que nos hace Jesucristo es a purificar, lo de dentro: nuestros pensamientos, nuestros deseos… Jesucristo nos dice que podemos estar proclamando una superioridad moral de la que carecemos y nuestra estrechez mental nos puede hacer inmisericordes con nuestros hermanos.
Que tengan un esplendoroso día…

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