jueves, 1 de octubre de 2009

LUCAS 10,1-12


Una de las características cuando alguien nos aprecia, nos estima o quiere lo mejor para nosotros, es cuando nos da unas indicaciones. Porque sabe que si las colocamos en práctica nos van a servir mucho. Por ejemplo, nos dice: acuérdese de la oración, no trasnoche, cuídese…
Según el evangelio las indicaciones de Jesús, las podemos organizar en tres momentos:

Cuando estamos aquí, delante de él. Entonces nos dice: los he designado a que vayan a todas partes, a todos los pueblos y lugares... Vayan de dos en dos. Les presenta la realidad amplia, compleja y peligrosa…Vean que el trigo (la mies) está regado por todas partes y hace falta trabajadores. Miren que la oración es muy importante. Necesitamos orar para que haya personas comprometidas… vean que cuánto la necesitamos…

Cuando vamos de camino. Ante todo son dos indicaciones: abandonarnos en Dios providente y no detenerse a saludar cuando vamos con una misión. Existen momentos que lo único válido es la experiencia de Dios y cómo la manifestamos. Lo único válido es nuestro abandono en el Señor Jesucristo. Porque ante él las falsas seguridades se desvanecen… Nuestro abandono se expresa en el “Amor”, que podamos brindar a los demás. Continuamente lo veremos en la misión, que sobran los libros, los folletos o los materiales, el dinero, la ropa… porque lo más importante es el Señor.
No detenerse a saludar. Porque pasa, que necesitamos llegar al sitio (pastoral…) y nos entretenemos por el camino: charlando… mirando personas, vitrinas… y todo eso nos desenfoca, de la misión… generalmente, aquellos (as) con quienes nos entretenemos les falta la conversión. En cambio, a donde vamos, ya tienen un proceso de cambio y están en camino de servicio…

Cuando llegamos al lugar. Saludar y no de cualquier manera, sino deseando la paz a todos los que viven en ese hogar. Puede que haya personas que la reciban, como puede que no…
Comer y beber de lo que tengan… pollito, cubios, nabos… Recuerden también que de alguna manera Dios les pagará… y que si no reciben el mensaje en un lugar, pues irnos a otra parte, tal situación de resequedad en Dios, se quedará con ellos y no se nos pegará a nosotros. Dios en su infinita misericordia sabrá qué hacer con ellos.
Un fuerte abrazo, Dios te bendiga.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que interesante es encontrar un espacio con estas reflexiones, las cuales aportan para el crecimiento personal y espiritual.Gracias